¿Sabías que… puedes ver en acción las fuerzas de Van der Waals?

¿Con un supermicroscopio? ¿un potente ordenador? ¡no! Con tus propios ojos… cuando ves una salamanquesa o un gecko escalando por la pared.

Durante años se ha estudiado cómo es posible que estos animales se adhieran con tanta facilidad proponiéndose desde un simple pegamento o diminutos ganchos hasta fuerzas de succión o fuerzas electrostáticas. Pero uno a uno fueron descartándose: ¿secrecciones pegajosas? Los geckos carecen de glándulas en los pies ¿agarre con ganchos? Imposible, también escalan cristales. Y las ventosas tampoco son una alternativa; se ha comprobado que, en espacios sin aire, al vacío, permanecen igualmente agarrados.

En los años sesenta, el científico alemán Uwe Hiller observó que la adhesión de los geckos aumenta cuantos más enlaces atómicos sueltos hay en la superficie por la que se desplazan. Este hecho le llevó a sugerir que usan las fuerzas de Van der Waals. La debilidad molecular de la interacción explicaría por qué pueden “pegar” y “despegar” las patas con facilidad, y así correr por muros, techos y cristales.

La hipótesis fue corroborada en el año 2000 cuando el Dr. K. Autumn descubrió cómo funcionan unas nanoestructuras ubicadas en los dedos de los geckos.

Pero si son tan débiles ¿Cómo aguantas el peso del gecko? Simplemente por la suma de enlaces simultáneos. El efecto combinado de millones de enlaces proporciona fuerza más que suficiente para el desplazamiento de las salamanquesas:

Y no se ha quedado ahí la cosa. Este descubrimiento abrió múltiples posibilidades para la creación de cintas adhesivas que se está desarrollando para aplicarse campos tan distintos como la medicina (reparación de vasos sanguíneos) o la robótica (para desplazarse en el exterior de las naves espaciales). A día de hoy ya soportan aproximadamente 100 kilos de peso y permiten escalar paredes de cristal de más de siete metros de altura…

Superar a Spiderman es posible, después de todo, los geckos comen arañas.