¿Sabías que… un premio nobel infectó a propósito de malaria a sus pacientes?

Os estaréis preguntando que a qué clase de loco puede infectar a propósito a sus pacientes de una enfermedad. Pues su nombre era Wagner-Jauregg y no era ningún loco. Es más, recibió el premio Nobel de Medicina en 1927. ¿entonces?, si no estaba loco ¿por qué lo hizo?
La sífilis es una enfermedad que, de no ser tratada, puede infectar el cerebro o de la médula espinal y dar lugar a una enfermedad mental, lo que se conoce como neurosífilis. Durante siglos no se tenía ningún tratamiento para esta etapa de la enfermedad, pero sí se sabía que el calor podía curar ciertas enfermedades mentales. Wagner-Jauregg no solo sabía esto, sino que lo pudo comprobar cuando trabajaba en el manicomio: los pacientes con parálisis general (uno de los síntomas tardíos de la neurosífilis) en ocasiones recuperaban la cordura después de tener fiebre. Esto le llevó a probar la fiebre como cura, pero ¿cómo provocar fiebre? El método más eficaz que encontró es enfermar a sus pacientes de malaria, para la que ya había tratamiento. Una vez los pacientes se curaban de la sífilis (usando la malaria junto con otros medicamentos que conocidos para la sífilis “convencional”), los pacientes se trataban con quinina para curar la malaria.
La terapia de Wagner Jauregg fue muy admirada y se usó en casos de neurosífilis hasta bien entrada la década de 1950. Para entonces el descubrimiento de la penicilina en el tratamiento de la sífilis hizo que el tratamiento por malaria se abandonara para siempre.