¿Sabías que… la penicilina fue descubierta por casualidad?

El descubrimiento de la penicilina es un ejemplo claro de serendipia, hallazgo afortunado e inesperado que se produce de manera accidental o casual. En el verano de 1928 Fleming, justo antes de irse de vacaciones, dejó en su laboratorio 50 plazas inoculadas para que creciera una bacteria infecciosa (estafilococo); cuando regresó, una de sus placas se había contaminado de un hongo que había causado la muerte de las bacterias de su alrededor.

Así, descubrió que el hongo, denominado Penicillium notatum había liberado una sustancia bactericida que denominó penicilina. No obstante, dadas las dificultades de aislamiento y purificación de la penicilina abandonó su estudio, que fue retomado por Florey, Chain y Heatley unos años después, realizando ensayos sobre ratones infectados con estafilacocos y tras el éxito, en personas.

Por este descubrimiento Florey, Chain y Fleming recibieron el Premio Nobel de Medicina en 1945.