¿Sabías que… tu nariz puede “dejar de oler”?
Nuestro olfato se adapta al medio. Cuando olemos una sustancia, con el tiempo los receptores dejan de reaccionar a la misma velocidad inicial (se adaptan). Este hecho no solo ocurre en los receptores de la nariz, aunque la velocidad de adaptación varía de unos a otros. Algunos receptores, como los del dolor o el frío, lo hacen tan lentamente que sigues notando el estímulo hasta que éste desaparezca. Pero la rápida adaptación de otros receptores nos permite ignorar otros estímulos intrascendentes continuos. Por ejemplo, ¿a que no notas la presión de esos vaqueros tan ajustados después de unos minutos?
