¿Sabías que …erupciones volcánicas sucedidas en América pudieron contribuir al declive del imperio romano?

Existen multitud de estudios sobre la caída del imperio romano que abarcan diferentes causas militares y políticas.

En este contexto un nuevo estudio ha venido a complicar más el asunto: en 2015 la revista Nature publicó un artículo que exponía que las erupciones volcánicas sucedidas en América en aquel entonces pudieron contribuir a este declive.

¿Y cómo es posible saber que hubo esas erupciones? ¿Y cómo repercutieron en el imperio romano?

Empecemos por el principio. Los análisis de anillos de distintos árboles centenarios en Irlanda, Suecia y Finlandia revelaron un crecimiento anormalmente pequeño en el año 536 y, después de una recuperación parcial, otra fuerte anomalía en el 542. Al mismo tiempo los núcleos de hielo de Groenlandia y la Antártida muestran evidencia de importantes depósitos de sulfato en torno esos años. lo cual es evidencia de un extenso velo de polvo ácido. Todo ello junto indica la existencia de actividad volcánica en esos años. Estudios posteriores mostraron que probablemente fue la caldera del lago Ilopango la que explotó en forma de nube piroclástica.

Pero, ¿como afectó a Roma? Los historiadores de la época registraron, durante esos años, la aparición de una “nube misteriosa” que tapó el sol, lo que afectó a cosechas, provocó hambrunas y favoreció la transmisión de la “plaga de justiniano”. Todos aquellos desastres acabaron con la vida de un tercio de los europeos y debilitó a la sociedad romana de tal forma, que pudo dejarla indefensa ante las consiguientes invasiones bárbaras

Aquel «castigo divino» bien pudo deberse a un invierno volcánico, un fenómeno climático en el que el sol “desaparece” oculto por las cenizas volcánicas y motas de ácido sulfúrico en suspensión en la atmósfera. Esta nube puede ir desplazándose poco a poco hasta cubrir todo el globo terráqueo si la erupción ha sido muy intensa.

Una vez llegó a Roma y se perdieron las cosechas, se puede explicar fácilmente la hambruna. En cuanto a la plaga, bien pudiera ser que las ratas, trasmisoras de enfermedades, se refugiaran en las ciudades en busca de comida, llevando consigo la “plaga de justiniano”.

Sin embargo, a pesar de la alineación casi exacta de los dos fenómenos (erupción volcánica y declive del imperio romano) hoy día es difícil probar la relación causal directa de ellos, y necesitamos que nuevos investigadores tomen el relevo ¿te apuntas?